En su obra, considerada una de las más extensas y
complejas del barroco
americano, Miguel de Santiago representa el espíritu doctrinal de la época en
la que vivió, pues en ella se ven representados los mandamientos,
sacramentos,
vicios y virtudes relacionados al mundo cristiano
y su iconografía. Relacionó hábilmente el espacio de su trabajo pictórico con
el adoctrinamiento de la iglesia católica,
de modo que era asequible para el entendimiento de un público medianamente
conocedor.
La técnica de trabajo de Santiago, según Juan y Ulloa,
está hábilmente resumida también en su obra bajo la siguiente línea:
«el colorido de su obra es sobrio, usa tintes
vegetales que él mismo mezcla, predominando los tonos grises, sombríos y el
claroscuro
Claroscuro
El claroscuro, palabra proveniente del italiano
chiar-oscuro, es una técnica de pintura
que consiste en el uso de contrastes fuertes entre volúmenes, unos iluminados y
otros ensombrecidos, para destacar más efectivamente algunos elementos. Esta
técnica permite crear mayores efectos de relieve y modelado de las formas, a
través de la gradación de tonos lumínicos. Desarrollada inicialmente por los
pintores flamencos
e italianos
del Cinquecento, la técnica alcanzaría
su madurez en el Barroco, en especial con Caravaggio,
dando lugar al estilo llamado tenebrismo.
El término italiano
chiaroscuro, aunque significa aparentemente lo mismo, es empleado más
específicamente para una técnica de grabado
en xilografía, que por medio de
planchas complementarias da colores a las imágenes, como si fuesen pintadas a
la acuarela.
El primer uso conocido del término, con este significado, se atribuye al
grabador italiano del siglo XVI Ugo
da Carpi, quien habría tomado la idea de composiciones de
origen alemán o flamenco. Otros grabadores que trabajaron esta técnica fueron Antonio
da Trento y Andrea
Andreani. En los grabados de Da Carpi, el efecto del
claroscuro destaca una figura central iluminada por una fuente de luz
normalmente ausente del plano del cuadro; sin embargo, las áreas oscuras no
están tan acentuadas como llegarían a verse en la obra de los principales
difusores del chiaroscuro, Caravaggio y Giovanni
Baglione.
La técnica se impondría también entre los manieristas,
siendo ejemplos de este uso la Última
Cena
de Tintoretto
o su Retrato de dos hombres, que presagia las composiciones de Rembrandt.
El pintor holandés ha sido uno de los más conspicuos practicantes del
claroscuro, utilizando la luz en su composición para destacar sólo su objeto
específico.
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